En el país del asado, crecen las importaciones de carne desde Brasil y alcanzan niveles récord

El volumen mensual promedio en el primer semestre superó las mil toneladas, el mayor nivel estacional desde que se tienen registros

05/08/2025 – 18:01hs

En un giro inesperado para un país tradicionalmente exportador de carne vacuna, Argentina comenzó a importar cantidades récord desde Brasil durante el primer semestre de 2025. Según datos oficiales del gobierno brasileño citados por Bloomberg y la consultora AZ Group, en el primer semestre el volumen mensual promedio de carne brasileña que ingresó al país fue de 1.033 toneladas, una cifra que contrasta con las escasas 24 toneladas registradas en el mismo período del año anterior. Se trata del mayor nivel estacional de importaciones desde que existen registros en 1997.

A pesar de lo llamativo del dato, el volumen representa una porción mínima frente a la producción doméstica, que ronda las 250.000 toneladas por mes. Sin embargo, el fenómeno es revelador del nuevo escenario económico que atraviesa el país: la combinación de un tipo de cambio oficial fortalecido y una mayor apertura comercial generó condiciones en las que, en algunos casos, importar carne resulta más rentable que producirla localmente.

Se disparó la importación de carne: qué factores lo explican

«La apreciación del peso en términos reales hizo que la carne brasileña empezara a competir en precio en el mercado argentino», explicó Diego Ponti, analista del sector cárnico en AZ Group. Según detalló, muchas de estas operaciones se dan en zonas limítrofes o son realizadas por frigoríficos que operan tanto en Argentina como en Brasil. Aunque aún se trata de movimientos puntuales, reflejan un cambio estructural que el mercado empieza a internalizar.

La política económica del presidente Javier Milei, que incluye el mantenimiento de un dólar oficial relativamente bajo (en torno a los $1.360) como estrategia para contener la inflación, tiene efectos colaterales: al abaratar los bienes importados, también dificulta la competitividad de la producción local, mientras complica la balanza comercial en momentos en que el Gobierno necesita generar divisas para cumplir con las metas pactadas con el Fondo Monetario Internacional.

Desde el sector exportador buscan restarle dramatismo a esta tendencia. «No se trata de un problema para la industria. Mil toneladas al mes no significan nada frente a nuestra capacidad. Y además, en un mundo globalizado, no es raro que un país exportador también importe carne si le conviene», argumentó Fernando Herrera, presidente de la Asociación de Productores Exportadores Argentinos (APEA), quien también remarcó la importancia de respetar los estándares sanitarios en cualquier operación.

Qué pasó con el precio de la carne

La suba del precio de la carne en el mercado local también jugó su parte. Con un consumo interno que, aunque en baja, sigue en torno a los 50 kilos por habitante al año -uno de los más altos del mundo-, el encarecimiento de los cortes se volvió un tema sensible.

En junio, los precios en el Área Metropolitana de Buenos Aires subieron un 53% interanual, muy por encima del 39% que marcó la inflación general, y el impacto político es claro: con las elecciones legislativas de octubre en el horizonte, el bolsillo de los consumidores vuelve a ser central.

El alza del precio en dólares también afectó a los frigoríficos, que en ciertos momentos llegaron a pagar cerca de u$s5 por kilo de novillo, reduciendo sus márgenes y empujando a algunos a evaluar la opción de importar. En ese contexto, la carne brasileña -más económica- empezó a aparecer como una alternativa viable, aunque limitada.

A nivel internacional, la situación también plantea nuevas alertas. Tras la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de reinstalar un arancel del 50% sobre las importaciones de carne brasileña, parte de ese excedente podría redirigirse hacia China, el principal cliente de la carne argentina. Esto podría dar lugar a una presión bajista en los precios internacionales, reduciendo la rentabilidad de las exportaciones locales, que en 2024 superaron los u$s3.400 millones.

En definitiva, aunque las importaciones actuales de carne no afectan de forma directa ni masiva al sistema productivo nacional, lo que sí revelan es una transformación más profunda. La economía argentina, en plena reconfiguración, enfrenta tensiones entre la estabilidad cambiaria, la apertura comercial y la necesidad de sostener su balanza externa. En ese nuevo tablero, incluso un país tan asociado a la carne como Argentina no escapa a las reglas del mercado global.

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