La información de la licitación multimillonaria del Banco Nación que ganó la empresa de seguridad de Martín Menem y sus hermanos que destapó el periodista Nicolás Wiñazki es concluyente y se publicó en el Boletín Oficial. En el gabinete de Javier Milei, de todos modos, hubo quienes vincularon la noticia -de alto impacto político- con los cortocircuitos en el triángulo de hierro en el que conviven la hermana del Presidente y Santiago Caputo. La revelación amenaza con golpear la línea de flotación de la administración libertaria.
La desconfianza no es casual. El presidente de Diputados y su primo Eduardo “Lule” Menem son los principales armadores políticos de Karina Milei. En la Casa Rosada hubo funcionarios importantes que razonaron que se trataba de un nuevo caso de “fuego amigo” en la antesala del cierre de listas en la Provincia, donde la presidenta de LLA volvería a quedarse con casi todos los lugares, como ya ocurrió en la Ciudad, a expensas del armado digital Las fuerzas del cielo que se referencian en Caputo.
Cerca del asesor niegan estar detrás de las denuncias. “Convengamos que la información es pública y apareció en el Boletín Oficial”, razonó un hombre del asesor que la semana pasada cumplió 40 y comparte la mesa política del oficialismo con los Menem, Guillermo Francos y Karina Milei.
Los hechos, más allá de las acusaciones cruzadas, se imponen. Tech Security es una empresa de seguridad que pertenece a la familia Menem. El presidente de la Cámara de Diputados, la integró durante mucho tiempo hasta que le cedió parte de sus acciones a sus hermanos Fernando Nicolás y Eduardo Adrián Menem. Tras la licitación 1251/2025, publicada en el B.O. Tech Security embolsará $3.933 millones para darle servicios de seguridad al banco público que el Gobierno pretendía privatizar.
Las responsabilidades de dirigentes cercanos a Karina Milei no se agotan allí. El número dos del Banco Nación es Darío Wasserman, quien además es el esposo de Pilar Ramírez, presidenta de LLA en la Ciudad y mano derecha de la secretaria general de Presidencia en la Capital.
Si en el karinismo miran con desconfianza al otro vértice del triángulo de hierro, en otro sector del Ejecutivo también creen que hubo “fuego amigo” detrás de la revelación de Carlos Pagni sobre los 10 bolsos que bajaron del avión de Leonardo Scatturice, flamante CEO de Flybondi y representante de la SIDE en Estados Unidos.
En el avión del ex espía cercano a Caputo viajaba Laura Arrieta, cercana al ahora empresario y nexo con la CPAC, el foro de acción política conservadora en el que Milei coincidió con Donald Trump y de donde el asesor y los dirigentes que le responden, como el secretario de Culto Nahuel Sotelo, tejen puentes internacionales para empujar la “batalla cultural” que sostiene el relato oficial.
El caso del avión ya tomó cartas la Justicia vía el juez penal económico Pablo Yadarola, que investiga por qué el personal de Aduana no revisó las valijas. El vocero Manuel Adorni -del riñón de Karina Milei- se tiró arriba de la granada y consignó que se trataba de una operación. En el Gobierno entendieron que la noticia no perjudicaba a un sector político sino al propio Presidente.
Con la licitación que benefició a la empresa de Martín y Adrián Menem, ocurre lo mismo. En el oficialismo descuentan que se amontonarán denuncias para investigar –como mínimo- conflictos de interés.
Dirigentes con llegada a Karina Milei sostienen que la hermana del Presidente empezó a marcarle al mandatario noticias que la perjudican y en las que ve «la mano de Santiago».
A los Menem tampoco les gustan las adjetivaciones sobre “la avidez” de su sector para presentarles pelea a gobernadores aliados en el Congreso con listas propias violetas y resultados inciertos que ponen en riesgo la gobernabilidad.
Caputo, al igual que Patricia Bullrich, apostaba a una alianza electoral en Corrientes con el gobernador Gustavo Valdés, que finalmente frustrada. Además, dejó trascender en las últimas semanas que se correría de la articulación política del Gobierno, aunque la política lo sigue viendo como un atajo para discutir los temas más sensibles del Ejecutivo. Gobernadores y sindicalistas siguen viendo al asesor como alguien que «habla su mismo idioma».
Hasta ahora, las denuncias que afectaban a los dos vértices del triángulo de hierro eran “menores”, sobre sobresueldos y retenciones de haberes en las delegaciones de PAMI y ANSES, de la cual se sirvieron los delegados de los armadores de Karina Milei para montar la territorialidad de su estructura política y premiar a aliados en las provincias. Algunas de esas denuncias están judicializadas en varias provincias como La Pampa, Santa Cruz y La Plata.
Daniel Parisini (alias el Gordo Dan) pidió por X la renuncia del jefe de PAMI en Junín, que respondía al presidente de LLA Sebastián Pareja en la Provincia, otro hombre de Karina. Acusado de haber echado a una dirigente de las Fuerzas del Cielo (que en privado lo denunciaba por corrupción), el responsable local de la obra social de jubilados, Alfredo Pascual, se tuvo que ir. La misma mecánica se repitió en otros distritos, con otros perfiles con miles de seguidores, como en Mercedes. El streamer oficialista pasó este jueves -de crisis- por la Casa Rosada.
Los libertarios que responden a Caputo piden lugares en las listas bonaerenses que controlan los alfiles de la hermana del Presidente y objetan el armado con dirigentes que vienen del peronismo como el diputado provincial Ramón “el nene” Vera en la primera sección. Los armadores de Karina en el principal distrito electoral del país sostienen que el aparato digital y comunicacional que digita Caputo en redes sociales pierde fuerza el conurbano, donde manda la «territorialidad».