Boca se despidió del Mundial de Clubes con una pálida imagen

Boca se despidió del Mundial de Clubes con una pálida imagen 

Los de Russo no tuvieron ideas para vencer al equipo más vulnerado del torneo y estuvieron lejos de la goleada que les habría dado alguna esperanza.

Boca igualó 1-1 con el Auckland City por la tercera fecha del Mundial de Clubes y quedó eliminado del torneo intercontinental, dejando una pálida imagen ante un rival muy inferior y muy lejos de esa goleada que, antes de que la pelota empezara a rodar, debía convertir para lograr el milagro.

Al conjunto xeneize se lo notó nervioso, ansioso y apresurado en la toma de decisiones cuando todavía estaba en sus manos la hazaña deportiva. Con ese estado de ánimo encima, los dirigidos por Miguel Ángel Russo igualmente hegemonizaron la pelota, ante un equipo semiprofesional que es, hasta ahora, el más goleado del torneo (recibió 17 tantos en total). Esa ansiedad se tradujo, sobre el verde césped de Nashville, en poca creatividad ofensiva: para enfrentar al quinteto defensivo del fondo y al poblado mediocampo que custodiaba el área grande, Boca se dedicó más que nada a tirar centros que rechazaban una y otra vez los futbolistas del Auckland City. No hubo ideas para vencer la férrea defensa de un equipo muy limitado ni alguien que se animara a quebrar lo lineal y previsible de los ataques xeneizes. 

Sin jugar bien y con el 1-0 de Benfica sobre el Bayern Munich en Charlotte (que lo dejaba sin posibilidades matemáticas), Boca estrelló tres pelotas en los palos durante el primer tiempo. La primera terminó en gol, luego de que el cabezazo de Lautaro Di Lollo rebotara en el metal y luego en el arquero del Auckland City, quien terminó metiendo el balón contra su propia valla.

Auckland City, quien a los cinco minutos había tenido una llegada clara que tapó Agustín Marchesín, tomó su revancha al inicio del segundo tiempo, cuando alcanzó el empate a través del primer córner que tuvo en el partido (cuando Boca había tenido, entonces, 12 a su favor). Ese tanto, que hacía trizas las esperanzas xeneizes y que significaba el primer gol del elenco neozelandés en el torneo que se juega en Estados Unidos, lo anotó Christian Gray, el defensor que había sido anticipado por Di Lollo en el 1-0.

Cuando los hinchas argentinos empezaron a corear el famoso “Movete, Boca, movete”, la actividad eléctrica en el cielo de Nashville hizo que se interrumpiera el partido. Como el otro encuentro se siguió jugando, cuando el parate terminó y Boca empezó a entrar en calor, luego de la interrupción de 50 minutos, se dio la rareza de ver a los jugadores moviéndose en el campo de juego ya conscientes del triunfo final de Benfica que los dejaba eliminados. El partido se desvirtuó con esa noticia y Boca, aunque siguió dominando, no pudo mejorar la imagen en esos últimos 40 minutos y se despidió con un empate que sabe a derrota y sin haber podido ganar en su participación en el Mundial de Clubes.

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