Martín Guzmán y expertos publicaron una propuesta ante la crisis de deuda

La deuda es un enorme obstáculo para el crecimiento de Argentina. Esto se replica en gran cantidad de países, dado que uno de cada cuatro gasta más del 10% de sus ingresos fiscales en intereses de deuda. Miles de millones de individuos residen en naciones que destinan más dinero a las obligaciones financieras que a la salud y educación, como es el caso del Estado que conduce Javier Milei. En este marco, académicos y expertos que incluyen a Joseph Stiglitz y al exministro Martín Guzmán publicaron desde el Vaticano una propuesta de abordaje a las crisis de deuda.

La carga de los intereses sobre los ingresos tributarios se incrementó 50% en la última década. El continente más afectado es África, seguido por América y Asia. Viven 3.300 millones de personas en países que gastan más en el servicio de deuda que en salud, mientras que 2.100 millones viven en países que gastan más en el servicio de deuda que en educación.

En Argentina, el 11,3% del Presupuesto de este año se destina al servicio de la deuda pública. En tanto, el Ejecutivo libertario recortó el gasto en educación y cultura al 5,4% y el de salud al 4,7%.

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En un encuentro encabezado por el papa Francisco, la Academia Pontificia de Ciencias Sociales publicó un reporte de autoría de Helen Alford, Guzman, Stiglitz y el cardenal Peter Turkson, participaron académicos, profesionales, ministros de Finanzas, legisladores, autoridades de instituciones financieras internacionales, líderes religiosos y expertos de organizaciones de la sociedad civil.

Entre las quince propuestas y principios, les recomiendan a los países que enfrentan una crisis de deuda, primero que nada frenar la salida de capitales hacia sector privado o acreedores y que haya transferencias netas positivas de multilaterales a los países afectados. “Esto requiere algún tipo de reperfilamiento o reestructuración para reducir las cargas de deuda existentes y restaurar la sostenibilidad”, explican.

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En el documento admiten que existen distintos enfoques que dependen de las diferentes situaciones, pese a las características comunes, como altas tasas de interés, aumento en carga del servicio y falta de acceso a los mercados de crédito.

Entre las conclusiones que dan Guzmán y Stiglitz exponen que “si por la alta carga de deuda, el sector público necesita lograr superávits presupuestarios ‘demasiado altos’ que podrían implicar una recesión, va a necesitar una reestructuración de deuda que incluya una reducción del capital adeudado”. En caso de que el ratio de deuda con respecto al PBI es bajo, “le bastará con reperfilamiento y baja de tasa”.

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Además, razonan que la duración de extensión de vencimientos estará atada al acceso al mercado. “Posiblemente requieran de 10 a 20 años”, amplían. Los académicos recomiendan “descontar los flujos de caja futuros a una tasa de interés baja, reflejando el bajo riesgo (por ejemplo, la tasa de interés del Banco Mundial)”, en lugar de las altas tasas frecuentemente utilizadas por los acreedores privados.

Fueron enfáticos en rechazar que se acceda a préstamos del FMI para rescatar acreedores privados. “Esto puede implicar la imposición de restricciones a los flujos de capital y otras limitaciones a las políticas de deuda del Gobierno”.

Entre otras propuestas, la Academia Pontificia de Ciencias Sociales plantea “abstenerse de comportamientos oportunistas que busquen beneficios políticos a corto plazo”, además de pedir “mayor participación de los Parlamentos para mejores prácticas, más transparencia y debate público amplio”.

LT

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