Grieta entre los grandes empresarios por la crisis del consumo y las consecuencias del plan económico

De todas las variables que sufrieron derrumbes en la era Javier Milei, el consumo en los centros urbanos tardaría al menos dos años más en recuperarse después de que el resto de los engranajes de la economía se pongan en marcha. La predicción pertenece a un directivo de un gigante industrial que analizó con ojos poselectorales el camino que podría seguir el Gobierno de La Libertad Avanza.

Es una película en proceso, con finales alternativos, que en la actualidad ofrece algunos fotogramas: los grandes supermercados sufren la caída de ventas ante una población que cambió las compras al por mayor por la lista de artículos para el día en comercios de cercanía. Una dinámica que perfora y divide aguas entre las empresas acostumbradas al negocio de lo masivo y que ven a los sectores estratégicos con potencial generador de caudales de divisas hasta ganando poder, incluso por encima del Gobierno.

Las importaciones de carne de cerdo crecieron 600% en los primeros siete meses del año

En los supermercados grandes la caída es del 5% interanual, indicaron fuentes empresarias a PERFIL, y hay una especial preocupación por el sector de bebidas con alcohol, lácteos y carnes. El dueño de uno de los hipermercados más importantes del país estuvo repartiendo quejas por la falta de ventas. “Estoy vendiendo poco y quiero ganar más”, planteó a sus pares comerciantes, cuentan voces del sector comerciante.

La crisis se extiende a todas las grandes cadenas. Carrefour busca socios para eliminar el pasivo argentino y alinear su balance mensual. Las alimenticias Mastellone y Molinos Río de La Plata presentaron fuertes resultados negativos en el primer semestre. Ledesma también, además de recortar áreas enteras clave con múltiples despidos.

Tensión por el traslado a precios y parate de la actividad

Los grandes puntos de venta se transformaron en el eslabón visible de una cadena formadores de precios que se debaten entre resignar rentabilidad, absorber los costos y aguantar a que el consumo mejore o hacer el traslado y rogar que el consumidor, que se volvió más cauto para cuidar el bolsillo, convalide precios más altos.

Un escenario que refleja el parate de la actividad: en junio el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) tuvo un descenso del 0,8%. Es el segundo mes consecutivo en retroceso y es la imagen anterior al descalabro financiero de la volatilidad de tasas y suba del tipo de cambio que comenzó el 10 de julio con el desarme de las Lefi en un momento de escasez de divisas en las reservas internacionales.

La dinámica de tensión entre productores y distribuidores llegó al punto de ebullición los últimos días de julio y agosto cuando, por la suba del dólar del 14%, proveedores de productos de la canasta básica nucleados en la Coordinadora de Productores de Alimentos (COPAL), enviaron listas con aumentos que oscilaron entre el 2% y 9%, dependiendo del ítem. Los supermercados decidieron no tomar esa mercadería. Una acción que opera en dos sentidos: si las ventas no mejoran, tener ese stock inmovilizado será perjudicial y, por otro lado, las reuniones con el ministro de Economía, Luis Caputo, surtieron efecto.

Cuánto se derrumbaron las ventas en los distintos canales

Según datos del último informe de la consultora Scentia, en el primer semestre del año la contracción tanto en supermercados como en autoservicios fue del 4,9% acumulada. La dinámica fue muy disímil entre ambos canales: mientras que en junio (último dato relevado) la merma fue del 6,4%, en los comercios de cercanía la suba fue del 1,8%. En términos de categorías, todos los artículos mostraron números en rojo, aunque las bebidas, con y sin alcohol, fueron las más afectadas, con bajas de 19% y 15,2%, respectivamente. También sufrieron la higiene y cosmética (-9,7%) y los impulsivos (-8,6%).

La inflación mayorista se aceleró a 2,8% en julio y superó al IPC, según el INDEC

La Cámara de Comercio y Servicios (CAC) mostró otra foto. El consumo en los hogares tuvo un alza del 2,9% en el acumulado de los primeros seis meses del año, en comparación con el mismo período del año anterior. “El consumo masivo continúa en una senda de recuperación, mientras que el consumo de bienes durables muestra cierta moderación, aunque mantendría una tendencia positiva. No obstante, persiste un cambio en la composición del gasto de los hogares, con una mayor orientación hacia bienes durables, impulsada por el acceso al crédito, en cierto movimiento de sustitución del consumo cotidiano”, explicó la cámara que forma parte del Grupo de los Seis.

Los embajadores se saltean los despachos oficiales

Empresarios que se mueven entre el círculo rojo analizaron las dos imágenes del consumo en crecimiento y las ventas en caída. El argumento que encontraron a esa dicotomía es la depresión del poder adquisitivo aun en un contexto en el que los salarios registrados crecieron en términos reales, de acuerdo a las mediciones oficiales. Es un escenario en el que el consumo masivo es negocio para ciertos nichos y, en cambio, el petróleo y el gas se transformaron en las estrellas.

Embajadores de múltiples países del mundo se saltean los despachos oficiales y en cambio, prefieren sentarse en las oficinas de las empresas más importantes del país para comprar hidrocarburos y ofrecer un negocio. Pero las cabezas del establishment los reciben con una promesa a cinco años: aún falta tiempo para que los proyectos de GNL de exportación de gas estén completos y que oleoductos como el Vaca Muerta Sur lleguen al mar para viajar a otros continentes.

“Son a mediano o largo plazo. Mientras tanto, falta generación de dólares genuina que no puede dar el endeudamiento constante”, graficó un importante referente del sector.

AM/ML

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