Marko Papic: Si la Argentina hace las cosas bien por tres años, van a estar bañados en dinero

Marko Papic es uno de los analistas geopolíticos más escuchado por los mercados internacionales porque encontró la manera de predecir escenarios políticos y económicos a partir de las limitaciones estructurales de los gobiernos, más allá del análisis de voluntades o ideologías. Y la Argentina ocupó un lugar central en su análisis, porque ubicó a los últimos años del país dentro del esquema de estatismo constante, que desbarató la idea del péndulo electoral al incluir a Mauricio Macri en la misma vereda de los expresidentes peronistas.

De paso por Buenos Aires, en donde participó del Repensar Summit 2025 que se realizó en el MALBA, Papic habló en exclusiva con PERFIL, en donde se mostró atento a la evolución de la gestión de Javier Milei, porque consideró que el arribo de un Gobierno libertario les puso freno a las políticas de Estado omnipresente. “Esto no es un movimiento que se dio en Portugal, España, Grecia o cualquier otro país. Fue aquí en Argentina”, destacó.

La entrevista completa de PERFIL con Marko Papic:

¿Cuál es el estado de situación del mundo en donde esta Argentina nueva, que busca reinsertarse, está jugando?

—Pienso que es el país más importante en el mundo, porque lo que pasó desde el año 2015-2016 fue un rechazo al modelo ortodoxo en el mundo occidental, con lo que se tuvo un rechazo de la austeridad, se tuvo el Brexit, a Donald Trump. Y eso dio lugar a unas economías con más intervención del Estado. Y se puede decir que a nivel mundial se empezó a implementar una política económica con más intervención donde se necesitaban más beneficios. Esa intervención fue algo que se dio mucho después del contexto del Covid. Yo le puse un nombre a esta transición del Consenso de Washington. Algo que yo llamé el Consenso de Buenos Aires. Usted le puede decir a sus lectores que yo vine aquí para pedirle disculpas a la Argentina (entre risas).

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¿Qué significa el Consenso de Buenos Aires?

—Es algo en lo que uno intenta provocar a sus clientes e intenta despertarlos, diciéndoles que salgan de lo que es el Consenso de Washington a lo que es el Consenso de Buenos Aires. Y ese es el motivo por el cual Argentina fue este país que despertó, para que se dijera ‘no más a esas políticas’. Esto no es un movimiento que se dio en Portugal, España, Grecia o cualquier otro país. Fue aquí en Argentina. Ese es el motivo por el cual la elección pasada fue tan importante, porque es un llamado de atención a que quizás esas políticas ya no sean las adecuadas.

¿Y por qué Argentina?

—Argentina es un foco importante porque es el lugar que se está mirando para ver si estas políticas son aplicables y son buenas. Por eso tengo que decir que las comparaciones entre la administración de Trump y la Argentina son malas. El grueso de mis clientes, que se compone por empresas grandes, no mira a la Argentina solo por sus recursos naturales. Las personas en finanzas se focalizan y se obsesionan con las personas que manejan los recursos. Cada cinco años se vuelve una obsesión acerca de la situación de la Argentina. Es como una Copa del Mundo. Esta obsesión no es por el litio o por los recursos, sino que es por estas transiciones dramáticas y dolorosas que el país atraviesa.

¿Qué te pregunta un inversor para llegar a un país que hace tiempo dejó de estar en el mundo y que puede llegar a ser atractivo por las personas, además de esos recursos naturales?

—Lo primero es acerca de los activos financieros que el país presenta como, por ejemplo, lo que es la moneda, los bonos y la pregunta de siempre es ¿cuándo la Argentina va a ser 100% convertible? El punto más grande es el peso que tiene la Argentina y esta carga de prueba que tiene la Argentina, para mostrar que puede insertarse en estas políticas promercado para poder vivir en un mundo como era en los 80 o los 90. En finanzas tenemos también lo que es este concepto llamado Alfa, que es acerca de los retornos más allá de lo esperado. Por ejemplo, si de aquí en cinco años Argentina se convierte en Italia es un cambio enorme para allá.

Es esta esperanza que se tiene de un cambio muy grande ya que, si Argentina se vuelve Italia, es un cambio mucho más grande que si Italia se volviera Alemania; y cuando uno llega aquí y ve a las personas se da cuenta que no hay tanta diferencia con lo que es Europa y nosotros sabemos lo que es que Argentina sea un país económicamente más grande que Corea del Sur, que Japón, etcétera. Y yo a lo que me dedico, por mi profesión, veo muchos fondos de jubilación, de retiro, muchos dólares, millones de dólares. Entonces es muy bueno también ver cómo para la gente de afuera, los extranjeros, siempre están mirando a Argentina esperando esto. No están mirando China, no están mirando Brasil, están mirando solo Argentina y lo que puede lograr Argentina. Para cerrar la idea, no estoy obsesionado con la Argentina, porque soy de Yugoslavia. Entonces, estoy aquí para decirles objetivamente que, si la Argentina hace las cosas bien por tres años, van a estar bañados en dinero.

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Marko Papic

¿Eso implica que se termine con la lógica del péndulo y llegar a un acuerdo sobre políticas macroeconómicas?

—Soy consciente de que estas reformas estructurales son muy difíciles de lograr. Coincido con vos en que esto se trata de las políticas adoptadas, independientemente de cuál sea el partido político que esté a cargo, que es lo que se vio en países europeos en los 90 que crearon una alternativa en las que gobiernos de izquierda tomaron medidas promercado.

El Gobierno de Milei llegó con un concepto político-ideológico, pero especialmente ideológico desde lo económico muy fuerte sobre el liberalismo, que de algún modo ensancha esa lógica de la grieta, de la división. ¿Es posible una Argentina con una mirada tan pragmática de situación?

—Voy a poner el ejemplo de Grecia, en el que un partido que es de izquierda, que propuso muchas reformas estructurales fuertes fueron después adoptadas por un gobierno de centroderecha, como el partido de (Kyriákos) Mitsotakis. Desafortunadamente aquí en Argentina se necesita una revolución más radical en cuanto a lo macro y habría que ver ahora si el gobierno peronista puede ser capaz de implementar algo más. Aquí era necesaria una revolución tan radical para poder mover la conversación desde este lado “izquierdo” y era necesario tener un presidente tan libertario, para que quizás se mueva la conversación a un lado más hacia la derecha del peronismo.

No existe tal péndulo en Argentina. Desde afuera solamente se ve una cosa y es que, por los últimos, 21 o 25 años, siempre hubo un gobierno del Estado, que es lo que aquí se llama peronismo y de afuera no se sabe lo que es el peronismo. Por eso Milei fue tan importante para el país, ya que es algo diferente. Da una impresión diferente. También pienso que Macri era visto como un estatista.

—¿Qué recomendarías a las autoridades argentinas para esta etapa diferente que también abre este contexto electoral?

—Yo sé que las autoridades son los que mejor saben cómo gobernar y cómo llevar adelante el país, pero yo desde mi especialidad solo quiero hacer foco en lo que es la geopolítica y pienso que el país tiene que ser radicalmente multipolar. Si puedo mencionar un error que se está teniendo al día de hoy en el mundo es tomar partido por solo un lado. Los países deberían mantenerse geopolíticamente abiertos.

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—Teniendo en cuenta las reformas que tomó este Gobierno y pensando hacia adelante en cómo lo ve el mundo, ¿el riesgo país está alto? ¿El hecho electoral jugó en el medio? ¿Qué necesita la Argentina para llegar a esa ventana de cuatro años de estabilidad?

—Como lista, yo pondría poder tener unos ingresos altos, poder tener un poco de ganancias, mantener reservas altas de moneda extranjera y reducir lo más que se pueda la intervención del Estado. No puedo dar un punto de vista ideológico acerca de esto. Hay países, como por ejemplo Francia, Grecia, Argentina, que requieren una menor participación del Estado, lo cual no es la misma realidad que en otros países, que quizás necesiten más intervención del Estado.

Entonces esta no es una discusión ideológica, es acerca de cuánto puede sufrir la Argentina en corto plazo para poder ganar a largo plazo. Todos estos indicadores macros como las reservas, como superávit, son indicadores de sufrimiento, de dolor también. Es como cuando uno tiene sobrepeso y va al médico. El sobrepeso solamente es un indicador, pero es también la capacidad de la persona para poder hacer dieta, para poder hacer ejercicio para lograr un bienestar a largo plazo. Es el sufrimiento que el país tienen que tener durante tres o cuatro años para los mayores beneficios después.

—Conociendo la guerra comercial entre Estados Unidos y China, ¿cómo hay que leerla en un país como este, teniendo estos desafíos internos, enmarcados en este contexto?

—Yo creo que esto tiene que verse como una oportunidad para estos países que no están alineados aún, tienen que ser oportunidades para volver a insertarse. Y en este mundo multipolar el país tiene que ser promiscuo, el país no puede casarse con ninguna ideología porque este es el problema, esto no es la guerra fría y este es el problema que tuvo el gobierno de (Jair) Bolsonaro en Brasil con todas sus políticas antichinas. Eso es algo es algo estúpido ¿Por qué? ¿Cuál es el motivo? Si miramos a países como India o Australia, que Australia con el gobierno de Albanese tuvo una postura muy pro Estados Unidos y anti China y hoy por hoy se está cambiando la postura del país debido a que no hay amigos o enemigos, son solo intereses.

ML

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