«Mufasa: el rey león» ya está en cines.
Una de las primeras películas que vi en mi vida fue «El Rey León» y creo que más de uno estará en la misma que yo si tenemos que hablar de un largometraje que marcó nuestra infancia. Me acuerdo que, cuando me preguntaron si la quería ver, lo primero que me dijeron fue «es emocionante». Y, sin dudas, lo fue. Por eso, cuando me enteré del estreno de «Mufasa: el rey León» esperaba algo similar. No sé si decir algo que me destruya, pero sí una emoción tal que me deje al borde de las lágrimas, pero me encontré todo lo contrario.
En primera instancia, tengo que destacar: no me pareció una película mala, pero tampoco es una película que cumplió mis expectativas. Pero, para entender mejor esto, iré por el principio. «Mufasa: el rey León» fue presentada por Disney como la historia y el ascenso improbable de un rey que no era. En definitiva, la sinopsis señala:
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«Explorando el improbable ascenso del amado rey de las Tierras del Orgullo, MUFASA: EL REY LEÓN cuenta con Rafiki como el encargado de transmitir la leyenda de Mufasa a la joven cachorra de león Kiara, hija de Simba y Nala, con Timón y Pumba aportando sus característicos trucos. Narrada con flashbacks, la historia presenta a Mufasa como un cachorro huérfano, perdido y solo hasta que conoce a un simpático león llamado Taka, heredero de un linaje real. Este encuentro fortuito pone en marcha el largo viaje de un extraordinario grupo de excluidos en busca de su destino. Sus lazos se pondrán a prueba mientras trabajan juntos para eludir a un enemigo amenazante y mortal».
Sin dudas, se trata de una historia que podría haber sido imbatible y emocionante, pero que fue todo lo contrario. ¿Mi gran error? Basarme en la sinopsis para ir a verla con expectativas. Es que, una de las fallas más imponentes que se marcan en «Mufasa: el rey León» es que contradice todo lo planteado en «El Rey León». Ya con un Simba como rey de la selva, toda la historia hasta el ascenso del actual monarca es tan superficial que parece solamente hecha para funcionar en la pantalla grande.
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Si bien entretiene en ciertos aspectos, en especial con la aparición de Timón y Pumba y sus características maneras de relacionarse, la aventura que plantea es tan inofensiva que, durante toda la primera mitad, no sentí más que una introducción constante a lo que era Mufasa antes de ser rey. Recién de la mitad hacia el final es cuando parece reflotar una historia sin fuerza y sin altibajos. Más allá de que, a nivel comercial, es una película que cumple con su trama, en especial teniendo en cuenta que hay momentos entretenidos tanto de diversión como de tensión, no termina de ser más que otra adaptación fallida de «El Rey León».
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Eso sí, a diferencia de lo que fueron otros live actions, por fin podemos hablar de una credibilidad intensa con lo que respecta a la animación. Más allá de los momentos en los que sentí que la historia no tenía fuerza, la animación es tan excelente que es una ayuda necesaria para introducirte en el mundo de «El Rey León». Además, Lin Manuel Miranda vuelve a brillar con su música demostrando, una vez más, que es uno de los compositores más importantes de esta era del cine.
En definitiva, «Mufasa: el rey León» es una película que cumple y que hay que ver en cine porque ese tipo de animación siempre es para una pantalla grande. Pero, no llega a mucho más. Termina siendo un producto derivado con una gran calidad, pero que solamente buscó tener la fuerza de la película original. Su interés de funcionar en taquilla fue lo que rompió la oportunidad de tener una película memorable.